Desde que comencé el desarrollo de webs y aplicaciones para móviles, he tenido siempre muy clara la importancia que debía tener para cualquier empresa adaptar los contenidos mostrados en su web a los nuevos dispositivos móviles.
Si bien al principio eso de acceder a internet desde el móvil y navegar por las distintas páginas web parecía cosa de una minoría o de gente un tanto extraña, a día de hoy precisamente lo extraño es encontrarse con alguien que aún no tenga un smartphone y que no tenga una tarifa de datos contratada con su línea de móvil.
Como anécdota me gustaría añadir que he estado buscando recientemente entre las tarifas de las principales compañías de móviles españolas, y realmente cuesta encontrar alguna que sólo ofrezcan tarifas de voz. La mayoría incluyen voz y datos, dándose incluso el caso de compañías que no ofrecían ninguna tarifa que incluyese sólo voz.
No obstante, estos argumentos no suelen ser suficientes a la hora de hacer ver a una empresa las ventajas de ofrecer los contenidos de su web, de manera adecuada, a los visitantes que accedan desde un dispositivo móvil (ya sea un smartphone o una tableta).
Como no soy precisamente lo que coloquialmente se llama un “vende-motos” o “vende-humos” se me ocurrió que, en lugar de intentar convencer a nadie, lo mejor era que se convencieran ellos mismos, si es que realmente veían motivos para ello.
Entre los argumentos empleados para evadir el posible gasto de realizar una nueva web móvil o de adaptar la ya existe, suelen destacar los del tipo:
- Sí, dices mucha gente usa el móvil, pero se trata de gente muy joven, mis potenciales clientes son de más edad y no navegan desde móviles.
- Nadie busca productos o servicios como los míos desde un móvil, cuando están por la calle, en el metro o el autobús. Seguro que lo hacen tranquilamente desde casa o desde la oficina.
- Para otro tipo de negocio puede que sí sea interesante tener web móvil, pero para uno de mi sector no.
- La web de mi negocio sí que ve bien desde el móvil, se ve todo más pequeñito, pero se ve y se puede navegar por ella perfectamente.
Contra estos argumentos se podrían emplear muchos otros (estudios publicados con hábitos de navegación, uso de smarphones, ratio navegación móvil/escritorio por edades o franjas horarias, etc), pero no dejaría de ser una absurda disputa teórica por ver quién lleva la razón cuando lo más fácil es simplemente ver qué ocurre en la web en cuestión.
Sí amigos, si hay algo que caracteriza a los medios online frente a los tradicionales (publicidad en papel, radio, televisión, etc) es que todo se puede medir (o casi todo). Cualquier sistema de analítica web que esté instalada en la web del cliente, como por ejemplo Google Analytics, nos dirá cual es el porcentaje de visitas desde dispositivos móviles frente a ordenadores de escritorio.
A partir de este momento ya no estaríamos teorizando sobre lo que hace o no hace la gente con sus móviles, estaríamos constatando que de cada 100 personas que visitan la web de ese negocio, por poner un ejemplo, 6 lo hicieron desde un iPhone, 2 desde un iPad y 12 desde distintos teléfonos con sistema operativo Android (Samsung Galaxy, Sony Xperia, etc).
Ahora estaríamos hablando de que el 20% de los visitantes de la web (1 de cada 5) lo habrían hecho desde un dispositivo móvil, y de que es posible que no hubiesen visto los contenidos de la web de manera adecuada, o que simplemente no hubiesen visto ninguno en absoluto.
¿Qué pensaría, por ejemplo, el propietario de un restaurante que descubriese que 1 de cada 5 posibles comensales que llegan a su puerta se dan la vuelta porque no pueden entrar al local o que lo abandonan una vez sentados porque no pueden leer correctamente la carta? Probablemente estaríamos ante una situación bastante preocupante.
Así que a la pregunta de si es necesario adaptar una determinada web al móvil, la respuesta pasaría por comprobar el porcentaje de visitantes que acceen desde el móvil (o el número de visitanes netos) y que sea el responsable del negocio quien valore el coste de perder esos posibles clientes frente al coste de adaptar la web a sus dispositivos móviles.